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En Octubre de este año pasado, tuvimos la oportunidad de acudir a una de las Exposiciones caninas más peculiares. Cada cuatro años, durante la primera semana de Octubre, se celebra en New Jersey (The Garden State), la Exposición de Morris & Essex. Dicho acontecimiento aglutina lo más granado de la cinofilia norteamericana, con la particularidad de que las señoras (expositoras y juezas) deben acudir con sombrero o tocado y los caballeros, tanto expositores como jueces, asisten con trajes de época, sombrero o aderezos de principios de siglo.


El lugar en el que se celebra, como la mayoría de dichas exposiciones, en un magnífico prado de césped cuidado, con árboles centenarios y con la sencillez y gusto exquisito que el AKC y sus Clubs regionales acostumbran a organizan estos eventos. 
En el centro del paraje, una exposición de coches antiguos daba el toque Chic a lo que, lejos de ser una simple exposición canina, se había convertido en un verdadero show del buen hacer yankee. Antes del BIS, una enorme carpa plagada de mesas redondas adornadas con ramos de flores, acogían a todos los invitados ilustres y visitantes que habíamos asistido a la exposición. Camareros de librea servían un ágape donde, además de contar con excelentes quesos, ensaladas de todo tipo, langostinos, carnes y postres variados, podías servirte vino de California, cerveza o Champagne sin medida. Algún que otro comensal sufrió los estragos de tanta abundancia y sus risotadas resonaban por toda la carpa.


En definitiva una exposición canina que, a diferencia de lo que estamos acostumbrados a ver en España, se convierte en un verdadero acontecimiento social de buenos perros y mejor gusto.
Santiago Sarasa Armendáriz