Golden meñakarra

Desde que conozco a Ibón (Doinusmound) hace más de diez años, siempre le he oido hablar de su interés por comenzar un programa de terapia con animales, en la residencia para la tercera edad en la que trabaja. Por ello, cuando he recibido la noticia de que finalmente la experiencia estaba en marcha, me he alegrado mucho por él. Me consta que Ibón está poniendo todo su conocimiento (que es mucho) y su enorme entusiasmo en este proyecto. No tengo ninguna duda de que su cachorra "Zuri" será, con el tiempo, una fantástica coterapeauta profesional.


"Zuri", coterapeuta de Meñaka

UN EJEMPLAR DE GOLDEN RETRIEVER SE CONVIERTE EN LA NUEVA "INQUILINA" DE LA RESIDENCIA LAS MAGNOLIAS
L. URIA - Deia.com Martes, 14 de Diciembre de 2010
Con sólo seis meses de vida ya se ha convertido en una más de la gran familia que forman los 65 internos de la residencia de ancianos Las Magnolias, en Meñakabarrena. Esta golden retriever blanca es la nueva protagonista de las terapias que siguen en el centro. Junto al psicólogo Ibon Aberasturi, Zuri visita y saluda a todos los residentes mientras es entrenada para sus nuevas funciones. Su trabajo, ser una coterapeuta.
"Hace varios años que veníamos estudiando la posibilidad de trabajar con animales, ya que sabemos que en Europa esta práctica está extendida y tiene muy buenos resultados", afirma el psicólogo del centro. "Aquí el resultado está siendo muy positivo. La gran mayoría de los residentes quieren y miman a la perra y ha conseguido cosas muy importantes, como provocar varias sonrisas al día en personas con graves casos de depresión. La perra en este caso es una herramienta para poder llegar a los pacientes", apunta el profesional.
"La terapia con animales mejora la calidad de vida de las personas, en especial de los mayores. Les ayuda a aliviar sentimientos de soledad, depresión o aburrimiento", apuntan desde el centro.
Zuri, una hermosa cachorro de golden retriever lleva cuatro meses trabajando, en Meñaka. "Elegimos esta raza porque es muy afectiva y muy dócil. De hecho, se usan mucho para otros tratamientos e incluso es un perro lazarillo muy frecuente". Zuri fue escogida especialmente por su afectividad con los humanos. "Desde los dos meses la hemos estado trayendo, al menos cada tarde, para ir enseñándole cómo debe actuar".
Ahora, con seis meses de vida, la perra ya ha asumido sus roles. Cada vez que entra a una sala saluda a cada uno de los internos. Apoya la cabeza sobre sus piernas y se deja acariciar. No se asusta con los gritos, que por ejemplo, puede emitir una persona con graves demencias. Además, no se cansa de jugar con los residentes.
La terapia asistida es un recurso usado en todo el mundo. Su uso tiene muchos efectos positivos. Interactuar con un animal, por ejemplo acariciándolo, puede reducir la tensión arterial o el estrés. También sirve de estimulación multisectorial, como satisfacer la necesidad de tocar y ser tocado de los ancianos. "Ver a un animal moverse, jugar con una pelota, acariciarlo o cepillarlo, pueden ser estímulos que conecten al anciano con la realidad", señalan desde el centro. Además, pueden facilitar la socialización entre los residentes, trabajadores y familiares. "Los animales también pueden provocar la risa o la alegría, y el humor resulta beneficioso para mejorar el estado mental. Además, incitan al juego".
La residencia ha puesto en marcha esta nueva terapia denominada Lagun Leiala con el principal objetivo de proporcionar una mayor calidad de vida a los residentes. "Antes de ponerla en marcha se hizo un test para saber qué aceptación tendría. Solo dos residentes son reacios, uno por miedo y el otro por desconocimiento. Con ellos trabajamos de forma diferente. Con los demás los resultados están siendo muy buenos, incluso con algunos familiares. Zuri es muy querida. Tenemos un caso de una persona que solo sale de su habitación para verla. También hay quien guarda sus galletas cada mañana para dárselas. Se ha convertido en una más". La finalidad de las intervenciones es rescatar a la persona de su aislamiento, recurriendo al medio de comunicación más básico, las sensaciones y los sentimientos.
La residencia de Meñakabarrena cuenta con un amplio abanico de residentes. Con edades muy diversas, entre los 60 hasta los 95 años. Además, entre sus inquilinos, algunos padecen demencias o enfermedades graves, como el Alzheimer. Sin embargo, esta innovadora terapia se utiliza con todos ellos de la misma manera.
"El perro, en este caso, transmite un efecto tranquilizante. El contacto físico mediante caricias, la percepción del calor que desprende y la textura de la piel hacen recobrar el sentido del tacto y jugar con la mejora de la psicomotricidad y los reflejos. Su presencia, además, promueve las relaciones personales y la integración en el grupo", señalan desde la residencia meñakarra.